29/03/2013
FOTO DEL DÍA
Un vídeo vale más que cualquier imagen...
Sin duda una jornada difícil de olvidar. Hoy hemos tenido el privilegio de estar en una fiesta tradicional invitados por Fatu, la dueña del hotel.
Cerca de M'bour, en el interior, se encuentra Ndiaganioa. Al llegar al poblado somos, claro está, el centro de atención, sobre todo para los niños que no se separan de nosotros.
Presenciamos la ceremonia de como pasan de niños a hombres en un baile que dura tres días; este grupo de gente va moviéndose y recibiendo comida y dinero de las familias vecinas para luego estar casi dos meses en el bosque con sus cuidadores para acabar el ritual.
Tras la larga espera comemos de una de las cinco cacerolas de arroz, verduras y carne.
La numerosa familia come después de nosotros a quienes nos atienden más que bien.
Por la tarde llega el momento cumbre de esta fiesta que se celebra cada cuatro años. Algunos hombres con machetes y cuchillos demuestran su hombría al intentar cortarse en el brazo, cabeza y lengua y no sangrar... Es un momento de trance (creemos que pueden ingerir algún alucinógeno) en el que cada familia persigue a un grupo viendo la demostración; en total tres grupos en el descampado, de un lado para otro, con el polvo formando una neblina que entorpece la visión y los gritos del ritual que hacen que el momento sea único, jamás antes vivido, impactante. Parece que estamos inmersos y formemos parte de algún documental de tribus africanas.
Nosotros nos movemos por allí con total libertad sacando fotos y grabando lo que vemos aunque con cierta inquietud y con cautela por no conocer lo que estamos viendo y lo que pasará. Hay niños que siguen e imitan a los mayores con algún artilugio inofensivo, pero también los hay quienes marcan las distancias y no se acercan al festejo-ritual. Y es que impresiona bastante aún sabiendo que es una jornada de fiesta.
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